Fin de semana en Acapulco. Nada de actividad el viernes, aunque recorrer las carreteras en las que entrenamos en coche me demuestra que estoy mal de la cabeza.
Carrera larga de 15k en la playa el sábado. Al llevar cosa de 11k veo en el mar a dos personas. Una al verme corre hacia mi diciendo "ayuda! No se que le pasa a mi mama!" Su mama estaba metida en el mar y se supone que no podía salir. Es una zona donde uno no se debe meter si no sabe nadar, o si no tiene la paciencia y resistencia para poder salir si te atrapa. En el momento pensé: "no habrá problema, me meto, la saco y sigo"... Me quite el cinturón en el que traigo mi teléfono, me quite la gorra y se las di, pidiéndole que me las detuviera en lo que iba. Sin embargo, y también con un poco de respeto por el mar, de repente me vino a la cabeza la idea: "y si me están queriendo robar?"... Así qué me detuve y le dije: "no, mejor llámale a un salvavidas, o a alguien más". Señalándole a los que estaban acomodando las bancas en la playa. Yo mismo les pedí ayuda. Cuando volví a voltear, la señora estaba en el mismo punto, pero el agua le llegaba a la rodilla. Agarre mis cosas y seguí corriendo. Efectivamente, creo que me querían robar.
14 kms a paso conservado. El último kilómetro sintiéndome mal por falta de líquido y exceso de calor y humedad.
No se si es cierto que me querían robar. No se sí hice bien o mal en "dejarla a su suerte". Después de todo le conseguí ayuda.
Es triste que uno desconfíe. También es triste que haya razón para desconfiar.
No comments:
Post a Comment